El pasado martes, fiesta de Todos Los Santos, se
celebró por parte de la Cofradía de la Virgen de Gracia junto a la población de
la Villa de Altura, una procesión al cementerio municipal junto a la Virgen de
Gracia, la cual presidió la Eucaristía en campo santo.
Estos actos, enmarcados en la celebración del Año
Mariano Virgen de Gracia, pasarán a la historia, ya que ha sido la primera vez
que la Virgen de Gracia ha visitado el cementerio municipal de la Villa de
Altura en quinientos años de historia. Así pues, las calles y fachadas de la
población se dispusieron para la ocasión, decoradas con mucho esmero y dejando
unas calles decoradas para la historia con mantones, fotografías, mantones,
flores, plantas…
Desde la Cofradía de la Virgen de gracia “queremos dar
las gracias a cuantas personas han puesto su granito de arena para que el acto
de hoy saliera perfecto, así como a todos los participantes que hacéis tanto
por el amor a Nuestra Madre. Ha sido un día precioso lleno de gestos, emociones
y que ha quedado patente el amor fiel del pueblo de Altura hacia La Morena”
Así pues, a las diez de la mañana fue cuando las
campanas anunciaron el inicio de la procesión, la cual hizo diferentes paradas
para realizar los responsos correspondientes así como para que el sacerdote,
Juan Manuel Gallent, hiciera entrega de la comunión a las personas que la salud
les impide comulgar por sus propios medios.
Fue a partir de la cooperativa Sagrado Corazón de
Jesús cuando todo el pueblo que quiso llevó a hombros a su patrona hacia el
camino del cementerio municipal y, tras su llegada a campo santo, La Virgen de
Gracia presidió la Eucaristía oficiada por el prior de la Cofradía y
Cura-Párroco de la localidad, Juan Manuel Gallent, quien realizó una homilía
cargada de sentimientos entretejiendo un discurso entre los difuntos alturanos
y la Virgen de Gracia, como patrona y protectora de la población y sus vecinos.
Una vez acabada la Eucaristía, regresó la procesión
la cual estuvo cargada de simbolismos ya que la Virgen de Gracia pasó por la
casa en la que Ella misma estuvo escondida durante la Guerra Civil y,
posteriormente, también se hizo otra parada en la iglesia primitiva dónde se le
construyó su primer camarín. Además la Virgen de Gracia vistió un manto, cosido
por el grupo de ajuar de la Cofradía, cuya tela es una réplica del escapulario
con el que la Virgen entró a la población desde la ermita de La Purísima en el
año mil novecientos cuarenta.
Finalmente la Virgen de Gracia volvió a su templo,
la parroquia de San Miguel Arcángel, y tras las declaraciones de asombro del
cura-párroco respecto a la entrega de los vecinos fue despedido el acto con los
fieles entonando el himno de la Morena alturana.