El sábado, a las 08:00 horas de la mañana, con
temperatura agradable y cielo despejado, el Grupo “Caminando por Navajas” se concentró
en el monumento del Salto de la Novia para desplazarse con coches hasta uno de
los lugares más bonitos de la Sierra de Espadán y el más importante bosque de
alcornoques de la Comunidad Valenciana, la Mosquera.
Al llegar a Almedíjar continuaron por la carretera
de Ahín, tomando a unos kilómetros la pista forestal de la Mosquera, se adentraron
por ella para dejar los coches y comenzar la caminata. A la derecha, pudieron contemplar
un barranco cubierto de densa vegetación donde el protagonista es el alcornoque
y que recibe el nombre de la Falaguera, al igual que la fuente que en él se
encuentra. Allí les esperaba también el alcornoque donde pudieron conocer de
forma presencial como se realiza la “saca del corcho” gracias a Vicente
Navarrete, guía del grupo en la jornada sabatina.
A pocos metros alcanzaron la Masía de la Mosquera
donde pudieron contemplar un edificio que tras su abandono va siendo despojado
de sus elementos y poco a poco va pasando a ser un edificio en ruinas. Así, en
el entorno también observaron unos bancales y restos de antiguos cultivos como
son los almendros.
Siguieron la pista forestal en sentido ascendente,
hasta llegar a un punto donde comienza una senda a la derecha. Esta senda
sombreada por alcornoques, presenta un desnivel moderado fuerte, hasta que se llega
a otra senda que tomaron hacia la izquierda y allí conocieron también la
importancia que tuvieron las carboneras que se instalaron en distintos puntos
del paraje.
Esta otra senda, les sirvió de respiro, ya que más o
menos sigue la curva de nivel, y va bordeando la cabecera del barranco de La
Falaguera, pasando por un collado. Justo en este collado se encontraron con
preciosas vistas a izquierda y derecha.
Siguieron por la senda hasta llegar a una cumbre de
la Peña Blanca de 970 metros de altitud. Desde esta cumbre pudieron contemplar
bellos paisajes en cualquiera de las direcciones donde dirigían la mirada.
Desde la cumbre volvieron unos metros hacia atrás
para retomar la senda por la que iban circulando, y descendieron por la loma de
la montaña hasta encontrar el desvío hacia la izquierda que les introdujo en el
bosque.
La senda desciende en zig-zag por un denso
alcornocal, en el cual abundan diversos ejemplares centenarios de considerables
dimensiones, tanto en grosor como en altura. Los árboles son de una belleza
increíble. En sus troncos, vieron las marcas que han ido dejado rastro con el
paso de los años en las sucesivas sacas de corcho.
Al final de la senda se encontraron con campos abancalados
abandonados. Descendieron hasta encontrarse de nuevo con la masía de la
Mosquera, llegando de nuevo al punto de inicio donde habían dejado los coches y
es cuando se dispusieron a reponer fuerzas con sus típicos almuerzos de
bocatas, frutos secos, frutas variadas y pastas dulces.
Fuente y Fotos: Luis Rosalén