- Emilio Sáez Soro se ha convertido en un defensor de competir en maratones y pruebas de montaña con los pies desnudos, lo que le ha ayudado a corregir lesiones crónicas de rodilla Segorbe acogerá el próximo día 11 la primera carrera de corredores sin zapatillas.
Emilio Sáez Soro comenzó a correr descalzo hace unos
años. Lo hizo, según cuenta, «para acabar con las lesiones de rodillas que no
podía superar de ninguna manera. Las conseguí superar con lo que vi que era una
vía para seguir corriendo». Desde hace 30 años, se ha dedicado a correr fondo y
no ha parado hasta ahora. Comenzó a correr descalzo carreras sobre asfalto,
pero desde hace una temporada ha dado el salto a las pruebas de montaña.
«Correr descalzo me permitió explorar una nueva
forma de correr, de experimentar nuevos terrenos, de divertirme y estoy
aprendiendo de nuevo a correr en todo tipo de superficies», relata este
particular runner. Sáez Soro eligió la carrera Entreparets de Vilafranca,
celebrada hace dos semanas, para estrenarse en una competición de montaña.
Realizó los once kilómetros de la marcha corta de la carrera de montaña de
l'Alt Maestrat. «Para llegar a Vilafranca he estado corriendo por montaña en el
entorno de Segorbe y en los alrededores del Penyagolosa varios meses. No me iba
a meter en la montaña sin haber probado antes», asegura.
Tras su periplo por el asfalto apunta que en la
montaña «es más complicado ya que se debe correr con más cuidado para evitar
los daños que puede ocasionar el terreno a los pies, pero es más divertido
porque tienes que jugar con la orografía. Es más entretenido». El suyo ha sido
un proceso largo. «Te tienes que concentrar y tienes que tener paciencia. La
adaptación es lenta y es una necesidad para no hacerte daño. La paciencia y la
progresividad es fundamental. Si tienes paciencia y progresión te adaptas a
cualquier terreno. El pasar por todo tipo de zonas te da confianza. Al
principio piensas yo por ahí no voy a pasar en la vida, pero luego te das
cuenta que es posible», cuenta Saéz Soro sobre su experiencia.
Apunta que la montaña plantea más dificultades que
el asfalto pero «lo divertido de correr descalzo es experimentar. La montaña es
el nivel superior de adaptación. Hasta que pueda hacer una maratón de montaña
pasará tiempo».
Problemas
en la rótula
Comenzó a correr descalzo como «remedio» a sus
lesiones de rodilla y le funcionó. Recuerda cómo «llevaba 18 años padeciendo un
dolor bajo la rótula. Era crónico. Empeoraba. Ni con plantillas ni tratamiento
se iba. Tras estar 20 años tratándome para eso cuando comencé a correr descalzó
la dolencia desapareció en tres semanas. Las rodillas las tengo más fuertes. No
tengo lesiones ni en los pies ni en las piernas. Eso sí, he tardado un año para
acostumbrarme a correr descalzo. Pero he superado muchos problemas
degenerativos de articulaciones».
Poco a poco la comunidad de corredores descalzos va
creciendo. A nivel personal, Emilio Sáez todavía recuerda en sus inicios.
«Cuando empecé ya había gente que corría descalza. Por Internet nos encontramos
y he seguido sus pasos. Cada vez somos más. El día 11 de octubre organizamos la
primera carrera de corredores descalzos en Segorbe y para ser una modalidad
nueva hemos superado los 100 inscritos», relata.
Su experiencia ha quedado reflejada en un libro
titulado La aventura de correr descalzo donde relata todo su recorrido. La
técnica de la carrera sin zapatillas se asemeja a la de los grandes fondistas
africanos. Así describe cómo «los atletas de élite practican una técnica muy
parecida a la de correr descalzo. Un buen corredor no talona, que es uno de los
problemas que genera el calzado amortiguado. Y tú ves a los corredores
africanos que en vez de aterrizar por detrás van de punta. Ellos mantiene su
técnica que les permite correr muy bien».
Fuente:
Levante de Castellón. J. TENA VILAFRANCA